Lo común en estas edades es que los niños muestren progresivamente
mayores destrezas corporales e intelectuales, creciendo en cada área de su
desarrollo (motriz, lenguaje, social, afectiva, vida escolar, higiene personal
etc.). En esta etapa los niños se manifiestan interesados en todo lo que les
rodea queriendo buscar el porqué de las cosas, y cómo ocurren etc. Ser
pacientes y respetuosos les ayudará mucho a comprender su mundo, cómo ser y hacer las cosas.
En cuanto a sus emociones, en general se muestra amoroso/a con
los demás y le interesa la aprobación del adulto, aunque también tiene
arranques de cólera y puede llegar a ser muy agresivo con sus palabras o sus acciones,
como adultos cuidadores debemos ser perseverantes en cuanto a nuestra conducta,
con energía firme pero tranquilos, ya que todo lo que hagamos les educa y
moldea su carácter para mejor o peor. Por
eso, nunca debemos perder el control frente a una rabieta o pataleta o ceder
frente a una conducta inadecuada.
Debemos reforzar hábitos de higiene y arreglo personal motivándoles cuando estén limpios y que lo
disfruten, enseñarle a valorar el buen olor personal, dejarse arreglar el pelo,
las uñas, limpiar sus zapatos, lavarse
la cara, las manos por si solos cuando
esté sucio/a. etc. esto refuerza su imagen positiva.
Procura que aprendan hábitos en
relación al tráfico y la calle, aprender a diferenciar las señales de tránsito,
interpretar las luces y colores de los semáforos, cruzar las calles sin correr o retroceder, pedir ayuda en caso de accidente o caída. Etc.
Habitos en relación al orden, como clasificar las cosas, usar los basureros, ser limpio cuando realiza un trabajo, odenar luego de usar los juguetes o las cosas, usar los libros sin mancharlos ni romperlos, aprender a amar los libros, es también algo que deben aprender.
Recuerda que siempre el amor y el sentido del humor en el juego son la mejor forma para que el niño aprenda.